¡Qué rico es ver a nuestros hijos crecer, pero qué difícil es dejarlos volar!

¡Qué rico es ver a nuestros hijos crecer, pero qué difícil es dejarlos volar!

¡Qué rico es ver a nuestros hijos crecer, pero qué difícil es dejarlos volar!

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Es obvio (y natural, diría yo) que la ternura que nos provocan nuestros chiquitos con sus sonrisas, ocurrencias e ideas locas haga que nos derritamos ante ellos al punto de consentirlos y mimarlos a más no poder, sin embargo, siempre llega ese momento duro pero gratificante de verlos crecer llenos de retos que los empujan a ser cada vez más independientes, maduros, resolutivos y, sobre todo, más ellos forjando día a día su personalidad.

Por eso es importante que ahora que nuestros niños son los grandes del Jardín, empecemos a involucrarlos responsablemente en una dinámica de autonomía donde sean ellos quienes suben la escalera cargando su maleta tras despedirse de los papás en la puerta del colegio. Incluyámoslos en una rutina que se hará realidad cuando entren al colegio grande, haciéndoles saber que estamos orgullosos de ellos, que nos da muchísima alegría ver cómo ellos manejan su morral y entran a sus clases solitos sin que papá y mamá interrumpamos las actividades del grupo.

Duele ver que el tiempo pasa más rápido de lo que podemos manejar los cambios agigantados que dan nuestros pequeños, pero así como es difícil, es sumamente emocionante formar parte de su día a día viéndolos crecer. Hoy nuestra tarea y responsabilidad es darles la fortaleza y las herramientas necesarias a nuestros niños desplieguen sus alas y vuelen solos.

Siempre llega ese momento duro pero gratificante de verlos crecer llenos de retos que los empujan a ser cada vez más independientes, maduros, resolutivos y, sobre todo, más ellos.