El reguetón ha generado cualquier clase de polémica en la sociedad. Según algunos expertos, lo importante es reforzar la integridad de los jóvenes a través de la educación, debido a que este género es una tendencia musical como cualquier otra.
La música, como toda manifestación artística y cultural, obedece a un momento de la historia, que determinado grupo social utiliza como medio de expresión para afirmar sus sentimientos y posición frente a una situación actual, pero ¿qué sucede cuando el ritmo favorito de los jóvenes viene acompañado de letras que, supuestamente, atentan contra la moral y los valores?, ¿puede esto influir de manera negativa en la conducta de los jóvenes?
El reguetón, que nació en Puerto Rico de una mezcla de ritmos entre el hip hop y el reggae, actualmente es el género preferido de muchos jóvenes y para nadie es un secreto que sus letras generan controversia, pues, desde el punto de vista tradicional, chocan con todos los formalismos. En la mayoría de los países latinoamericanos se han hecho diversos estudios para determinar qué influencia está generando este tipo de música en los jóvenes, obteniendo como resultado estadísticas que determinan que en muchos casos la relación entre las canciones de carácter “hostil” contribuyen al comportamiento violento de las personas, sin embargo, algunos especialistas advierten que escuchar cierta música no representa en sí ningún peligro para los jóvenes, ya que hace parte del desarrollo del individuo.
Sin duda alguna, el reguetón es una tendencia musical que genera polémica, pero, bajo una mirada retrospectiva, se puede observar que, a lo largo de la historia humana, la música de los jóvenes siempre les ha parecido intolerable a los mayores y han creído que afecta los valores. Es así como queda evidenciado el viejo conocido conflicto generacional.
“Para las personas mayores, las leyes y normas de conducta son muy diferentes de las de los jóvenes. Lo cierto es que todo se transforma y ni los adultos pueden quedarse esperando a que las viejas normas sigan rigiendo el mundo, ni los jóvenes pueden abolir todo un bagaje histórico sociocultural. Por ello, se debe fomentar en estos muchachos la posibilidad de elegir, de discriminar y crear nuevas formas de asumir el mundo, utilizando todo lo que sirve y desechando lo que no. Claro, para hacerlo, es importante dejar de lado las posiciones dogmáticas, entender que el cambio se produce en cada momento de la vida y que, para educar jóvenes sanos del futuro, no podemos quedarnos con conceptos obsoletos del ayer”, afirma Claudia Almanza, psicóloga de la Universidad Santo Tomás.
Pero quizás lo importante no es responder si es bueno o malo, sino más bien reforzar la integridad de los jóvenes a través de la educación integral, en la que tienen, los padres de Familia y los profesores, un rol significativo.
“Así, la educación de los padres y de la institución debe ser tal que les enseñe a distinguir lo que les conviene y lo que deben rechazar con una incorporación constante de valores y la comprensión de lo que es la buena música, ya que esto prevalece, más allá de la moda que, así como viene también se va. Sin duda, los jóvenes responden mejor cuando son orientados sin prohibirles interactuar con el medio ambiente que los rodea. Pese a esto, no se puede desconocer que cierto tipo de ritmos como el reguetón pueden influir de manera negativa en la manera de actuar de los jóvenes que ya presentan algún problema de conducta”, dice Ernesto Pinzón, músico y docente de música del Colegio Nuevo Campestre.
La música del momento y la integridad femenina
Se dice también, que este género musical degrada a la mujer, en cuanto las letras de las canciones, se aprovechan del rol que representan en la sociedad para minimizarla frente al género masculino y violentar su dignidad. “Las canciones de reguetón pueden dañar a los jóvenes de hoy, porque casi todas están relacionadas con sexo, drogas y ponen por debajo la reputación de las mujeres, colocándolas como un objeto de sólo placer y diversión, en vez de tratarlas con respeto y darles el lugar que se merecen; personas que nos dan felicidad, amor y una razón más para vivir”, dice Daniel Saldaña de 15 años, estudiante del Colegio Thomas Alva Edisson.
A pesar de eso, según la psicóloga Claudia Almanza, la imagen de la mujer a nivel publicitario siempre ha sido utilizada para generar mayor consumo, casi de cualquier cosa; por tanto, no es de extrañar que el reguetón continúe haciéndolo y que el resto de la humanidad siga jugando con los mismos patrones de conducta, consumiendo y alucinados por los sentidos y el delirio de bienestar momentáneo.
Así mismo, explica que la imagen de la mujer se degrada en el momento en el que ella deja de cumplir con su naturaleza, con su esencia de ser la tierra (entendido esto como la capacidad de cobijar, guiar y orientar desde su centro de amor). “La controversia con esta música es eminentemente sexual y volvemos a recrearnos en temas trillados como la sexualidad femenina.
En definitiva, quien debe decidir si esto lacera su dignidad debe ser la misma joven; ella es la que en última instancia está viviendo este presente, porque, si para ella esto no tiene mayor trascendencia, ¿por qué los demás están juzgando una forma de expresión musical?”, añade Almanza.
La música, como tema de investigación en la sociedad
La revista Psychology Today, de EE. UU., presentó una lista de algunas funciones psico-sociales contemporáneas de la música, con base en unos estudios realizados en los que se encontró que el poder que tiene es muy amplio.
Se ha demostrado en múltiples investigaciones que ésta actúa como ente controlador de los sentimientos, pensamientos y la conducta humana. “También se demostró que tiene una gran influencia sobre las plantas y los animales, por lo que se advierte que seamos conscientes del tipo de música al que nos sometemos”.
“Para las personas mayores, las leyes y normas de conducta son muy diferentes de las de los jóvenes de ahora”.