Neuromitos en la Educación (27)

Neuromitos en la Educación: Su influencia en el aula y en los padres de familia (27ª. Entrega)

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En el siguiente artículo encontrarás la verdad acerca del funcionamiento del cerebro, las tareas que ejecuta y los estudios que se han realizado al respecto.

Mito 109: Los aprendizajes deben ser propiciados de manera individual, no colectiva. No es cierto. Aquí es conveniente aclarar primero la diferencia entre el contexto y medio social concreto que tiene un estudiante en su proceso de aprendizaje, y la adquisición del conocimiento. El primero se refiere a la situación real que se tienen dentro de un contexto social, donde se producen emociones y se comparten con las personas con las que en ese momento de proceso de aprendizaje se encuentra, como estar con compañeros y un  o unos orientadores,     pues el cerebro es sociable por naturaleza y sigue unos principios o leyes de aprendizaje. Por otra parte, la adquisición o construcción de su propio conocimiento, es individual, en el sentido de personal, lo cual lo caracteriza, especialmente en situaciones problémicas, para proponer soluciones y construirlas creativamente. Al respecto el profesor, investigador y genetista de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Barcelona, David Bueno i Torrens (2018, pp. 174-175) afirma: “Durante la evolución de los homínidos, el cerebro se ha adaptado a vivir en sociedad y a aprender de la sociedad y dentro de la sociedad, donde cada individuo aporta una parte de sí mismo a la supervivencia del grupo.  Por eso, los aprendizajes cooperativos y colaborativos son más significativos para los alumnos e implican la activación de muchas más redes neuronales. (O, dicho de otro modo, debemos favorecer en lo posible los aprendizajes colaborativos y cooperativos, lo que no significa establecer grupos en los que todos sus miembros hagan lo mismo, sino que cada persona o cada subgrupo debe aportar una parte imprescindible para el conocimiento final”).

Mito 110: Los adolescentes varones tienen la capacidad de inhibición durante su adolescencia, por lo tanto, pueden auto controlarse y prever las consecuencias de sus decisiones. No es cierto. De ahí que siguen necesitando el apoyo de sus educadores (padres de familia, docentes, directivas y orientadores psicólogos) para ser orientados y mostrarles las posibles consecuencias de un hecho que pretendan realizar, para no tomar decisiones equivocadas. Acerca de este tema, la médica y neurocientífica Louan Brizendine (2015, pp.70- 71), nos afirma: “En un estudio desarrollado con conductores adolescentes varones, la presencia de colegas multiplicó por más de dos el número de riesgos que asumían los adolescentes en un videojuego de conducción. Se concluyó que, desde la adolescencia hasta los veintiuno o veintidós años, el mero hecho de estar con los amigos incrementa la toma de decisiones arriesgadas”. En otra parte del mismo estudio (p. 56), nos afirma: “El cerebro adolescente tarda ocho o nueve años en completar la remodelación que inició al entrar en la pubertad. Los circuitos cerebrales perfeccionados con las hormonas se estabilizarán cuando cumpla veinte o veinte pocos años”; y luego: “Los chicos adolescentes no pretenden ser difíciles. Lo que sucede es que su cerebro no está preparado todavía para pensar mucho en el futuro”. Conseguir que los hijos estudien y haga los deberes ha sido siempre una batalla más ardua para los padres con los chicos que con las chicas y con las tentaciones actuales de la alta tecnología, la batalla puede parecer una guerra”. Al respecto, los médicos neurólogos Jaime Toro Gómez y Manuel Yepez Sanz (2018, pp. 15-16) nos dice:” A pesar de cambiar /el cerebro/ rápidamente durante la niñez, el cerebro no logra su madurez definitiva en la adolescencia. Esto es particularmente cierto en aquellas estructuras del cerebro que regulan las emociones, las cuales, no obstante, experimentar cambios profundos durante la adolescencia, no alcanzan un desarrollo completo durante esta etapa de la vida. Lo anterior se traduce en la impulsividad y la dificultad para analizar y juzgar adecuadamente las circunstancias en el momento de tomar decisiones de alto riesgo, tan frecuentemente observadas en el adolescente”.

Mito 111: Para educar, basta con orientar a los estudiantes en lo teórico, en la aplicación de la teoría, en las normas y en los principios. No es cierto. Se requiere no solo escuchar los conceptos y decir cómo se aplican, es necesario ver el cómo hacerlo en concreto mediante el ejemplo, ya que el cerebro a través de las neuronas espejo, aprende por imitación a quien le está enseñando u orientando. El profesor e investigador David Bueno i Torrens afirma (2018, p. 175): “Las actitudes se aprenden por imitación, gracias a una población específica de neuronas que se denominan neuronas espejo. Por eso, si queremos alumnos motivados, primero debemos estarlo nosotros; si queremos que sean respetuosos debemos serlo nosotros; si los queremos atentos a los aprendizajes debemos querer aprender con ellos; si los queremos creativos debemos buscar novedades con ellos, etcétera. (Es decir, la actitud del profesor es crucial en la percepción que adquieren los alumnos sobre lo que aprenden y sobre el hecho mismo de aprender)”.

Mito 112: El proceso de madurez del cerebro se puede acelerar o adelantar, mediante orientaciones y estrategias. No es cierto. A veces, por influencia de creer que mediante el Brain Gym, el proceso de madurez del cerebro se puede acelerar o adelantar, pero, como vimos en el Mito 67, no es cierto, como lo advierte el investigador y genetista de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Barcelona, David Bueno i Torrens (2018, p. 176): “El cerebro madura progresivamente con la edad, y de esta maduración dependen las habilidades mentales. Además, hay diferencias en cuanto al ritmo de maduración de cada persona y en lo referente a todos los aspectos mentales (capacidad de mantener y auto procesar la atención, de retrasar las recompensas, de motivarse y auto motivarse, de generar y gestionar el pensamiento abstracto, de controlar conscientemente las emociones una vez se han generado, etcétera), lo que significa que implica que hay que respetar los tiempos de los alumnos. (O dicho de otro modo, adelantarse a los tiempos madurativos puede tener efectos contraproducentes, dado que el alumno se sentirá forzado a hacer cosas que realmente aún no está capacitado para hacer)”.

BIBLIOGRAFÍA

  • BRIZENDINE, Louan (2015). El cerebro masculino. Las claves científicas de cómo piensan los hombres y los niños. RBA Libros. 6ª. ed., Barcelona. (Título original: The Male Brain. 1ª. ed. 2010).
  • BUENO i Torrens, David (2018). Neurociencia para educadores. Todo lo que los educadores siempre han querido saber sobre el cerebro de sus alumnos y nunca nadie se ha atrevido a explicárselo de manera comprensible y útil. 2ª.ed., Ediciones Octaedro, Barcelona. (1ª. ed. 2017. Título original: Neurociència  per a educadores).
  • TORO Gómez, Jaime, y Yépez Sanz, Manuel (2018). El Cerebro del Siglo XX Edit. El Manual Moderno, Bogotá.

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Especial para Revista Edu.co
Por:Jesús Gúttemberg Bohórquez C. (GIMNASIO LAS PALMAS)
Educador e investigador. Escritor educativo y de aprendizajes
Lic. Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia
Postgrado de Especialización Seminario Andrés Bello, Bogotá
Postgrado Univ. de Augsburg (Alemania)
Exinvestigador del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá
Exinvestigador del Sprachenzentrum, de la Univ. de Augsburg
Cofundador de la Universidad S. Martín. Bogotá.
Rector Fundador del colegio Gimnasio Las Palmas y de Cetincol S.A.S., Bogotá