La mayoría de artículos que leemos buscando respuestas o más información respecto a la crianza de nuestros hijos, desarrollan temas en los cuales son los niños los protagonistas principales. Pero ¿qué pasa con lo que nos atañe a los padres? Es importante también contar con información cuando se trata de mirarnos a nosotros mismos, analizar nuestras carencias, nuestros errores y nuestros patrones equívocos de comportamiento.
Algo que se está viendo repetidamente y que se ha convertido en un patrón de comportamiento de un gran número de padres es el fenómeno conocido como papás y mamás helicópteros. Son aquellos padres que están interfiriendo de manera permanente en la cotidianidad de sus hijos, evitándoles cualquier tipo de frustración o incomodidad. Qué es lo que lleva a este tipo de comportamiento y cómo puede corregirse.
EDU.co se reunión con Elisabete Ingegneri Brandt, Psicóloga Clínica, graduada de las Facultades Metropolitanas Unidas de São Paulo, Brasil, con especialización en Análisis Transaccional y quien en esta entrevista nos da su perspectiva, para que podamos entender mejor este fenómeno.
Para tratar de entender por qué es un comportamiento que se está replicando en tantos padres, la doctora Ingegneri nos explica: “El concepto de éxito y el tiempo, ha cambiado en las últimas décadas. Ser un padre y una madre hoy en día es un gran desafío, implica ser padres perfectos y no cometer errores, el miedo al fracaso es grande. -¡Todo tiene que ser correcto! -. En este contexto, los padres tienden a proyectar sus expectativas en sus hijos y con la mejor de las intenciones, patrullan como helicópteros sobre ellos en un intento de protegerlos, para suavizar el impacto de las cosas difíciles la vida”.
Sin embargo, independiente de los factores sociales que ayuden a genera estos comportamientos, es importante ir más allá, no quedarse solo en el origen o las posibles causas, y ver y entender qué genera en los niños, dicha actitud de los padres. “Lo que estos padres no se dan cuenta es que están impidiendo el normal desarrollo de sus hijos, en cuanto a la autoestima, la confianza en sí mismos, la resolución de problemas, toma de decisiones y elecciones”, explica Elisabete.
Por otra parte, saber cuándo se está frente a una preocupación normal y se interviene de manera acorde a la edad de los niños, y cuándo se empieza a cruzar ese límite hacia actitudes menos saludables es crucial para regular nuestros comportamientos. “Una cosa es ser padre/madre presentes y entrenadores, con la preocupación normal de saber cuál es la mejor manera para desarrollar el potencial de sus hijos y de apoyar sus procesos emocionales. Pasar esos límites, llenarse de ansiedad y obsesionarse, ya es ser un padre/madre helicóptero. El exceso y la forma marcan la diferencia”, asegura la especialista.
¿Qué genera este tipo de actitudes sobre protectoras?
“Hay varias razones que pueden llevar a los padres para que actúen como padres helicópteros. Frustraciones personales, la inseguridad, el miedo al fracaso, la presión y la recolección, entre otros, cada historia es única. Sin embargo, es muy importante que los padres tengan claro que su papel en la vida de sus hijos, es para ayudarlos a crecer física y emocionalmente de manera saludable”.
Enseñar con el ejemplo, transmitir con nuestras actitudes, más que con nuestras palabras, es crucial en el proceso de crianza. Los niños son perceptivos, ellos ven el todo. De nada nos sirve un discurso aparente de tranquilidad cuando en el fondo se está ansioso.
“El comportamiento de los padres en todo momento, sirve como modelo para sus hijos, que tienden a imitarlos. Más importante que estar mirando sobre las cabezas de los niños, es estar sirviendo de modelo, pasando así los valores en torno a los cuales gira la vida”, afirma nuestra psicóloga invitada.
Para aquellos padres que reconocen esta actitud en ellos mismos y desean cambiarla, ¿cuál sería su consejo?
“Los padres que reconocen esta actitud en sí mismos, ya han dado el primer paso. Estar conscientes de sus propias deficiencias ya los sitúa en una perspectiva diferente, en el camino adecuado para resolver la problemática de manera exitosa… es genial darse cuenta de los comportamientos y aceptar sus propias dificultades.
El segundo paso es decidir. La decisión de cambiar es reconocer y actuar. Actuar de una manera donde empiecen a dar autonomía gradualmente a sus hijos, bajo la creencia de que ellos son capaces de hacer. Son los mismos niños quienes darán las señales de que están listos. Es como enseñarles a montar en bicicleta: al comienzo les da seguridad, los apoya, promueve y poco a poco deja que se vayan solos. Los niños muestran cuándo van a estar listos y en ese momento empieza a verse de manera concreta el inicio del proceso de independencia”.
Para concluir, la charla entre Elisabete Ingegneri y EDU.co, ella nos deja estas palabras: “A menudo, la dificultad es, por extraño que parezca, aceptar que los niños están listos: Esto implicará, para el adulto, entrar en contacto con sus propias dificultades, fantasías y frustraciones como he mencionado antes. Si es necesario, se puede buscar el consejo de un profesional. Esto puede ayudar mucho en el proceso de cambio”.
Todos los procesos de crianza, de evolución, de madurez, traen consigo cambios. El ser humano es dinámico, está fluctuando de manera permanente, aprendiendo, asimilando, abriendo puertas y tomando nuevos rumbos. Estos cambios, implican dejar unas cosas por otras, concluir etapas y cerrar ciclos. Todos estamos inmersos en este permanente crecimiento, no solo los niños, los padres también, y es por esto que la gran mayoría de las veces, el aprendizaje debe ser mutuo.
“Ser un padre y una madre hoy en día es un gran desafío, implica ser padres perfectos y no cometer errores, el miedo al fracaso es grande”.
Especial para Revista Edu.co