Sonia Díez Abad propone diez acciones para el cambio en la educación de nuestros hijos en su libro EducaAcción donde defiende un nuevo modelo de educación que nos implica a todos y que lanza un claro mensaje: aún estamos a tiempo de dejarles un mundo mejor a nuestros hijos, así que empecemos ya a construirlo.
En la pasada edición de Revista Edu.co hablamos sobre Sonia Díez Abad, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales y licenciada en Psicología y Ciencias de la Educación en su libro Educacción, veamos aquellas acciones que propone:
ProvocACCIÓN: elevar la voz ante los responsables políticos. A través de una carta ficticia a un político cualquiera, anima a los responsables de educación a avanzar de manera urgente:
“Nuestro modelo educativo fue pensado para un mundo que ya no existe y que es incapaz de adaptarse a las nuevas realidades surgidas de la revolución digital. No estoy hablando de que falten ordenadores, estoy hablando de la mentalidad con la que nos comportamos en el mundo digital y que, hasta ahora, ha sido imposible trasladar a unas aulas concebidas, en la forma y en el fondo, para una época ya pasada”.
Por eso, Sonia propone dejar de educar para la uniformidad y hacerlo para la diversidad, porque en el mundo digital en el que vivimos las oportunidades nacen de lo que cada uno tenga y pueda aportar diferente: “Ayudar a encontrar aquello que hace único, especial, diferente a cada uno de nuestros alumnos debería ser ahora el eje de la misión educativa”.
ReactivACCIÓN: preguntarnos para qué educamos. Los niños se aburren en clase, asegura la autora, en un entorno idóneo para perder cualquier ilusión por aprender, fruto de la inercia, del miedo al cambio y del desconocimiento. «La escuela todavía prepara a sus alumnos para un mundo donde los cambios son lentos, donde es razonable aspirar a un trabajo para toda la vida y donde las fronteras son sólidas. Es decir, un mundo que no existe”.
Sonia Díez asegura que “educar para el mundo actual significa partir de cero” y plantearse una serie de preguntas fundamentales:
- Si el conocimiento está ahora en cualquier lugar, ¿para qué tienen que ir los niños a la escuela?
- Si cada disciplina avanza desde múltiples puntos de vista, ¿por qué seguir utilizando un único libro de texto?
- Si no hay límites para acceder al conocimiento que necesitamos en cualquier momento, ¿por qué la enseñanza obligatoria se sigue fijando entre los tres y los dieciséis años?
- Si podemos personalizar completamente la información que transmitimos, ¿hay que continuar impartiendo la misma clase a todos los alumnos por igual?
- Si la transformación digital se da en todos los sectores de actividad, ¿para qué preparar a los alumnos en contenidos y habilidades que el mercado laboral ya no les demandará?
- Si queremos que los alumnos sean capaces de adaptarse a las circunstancias, ¿es adecuado educarlos en un entorno invariable?
- Si el acceso al conocimiento es universal, ¿tenemos que medir a los alumnos de manera cuantitativa o cualitativa?
- ¿Estamos formando personas autónomas y con capacidad de pensar por sí mismos?
AdecuACCIÓN: cambiar las normas y promover el emprendimiento educativo.
Nuestro sistema educativo actual ya no es de este mundo. Es un sistema fosilizado. Y los alumnos lo perciben, ven la incoherencia entre los formatos de enseñanza con los que tienen que cumplir y la realidad del mundo que viven fuera de la escuela.
«Los líderes educativos se reclutan con la intención de que salvaguarden organizaciones estables en el tiempo, no para que las sacudan», explica la experta, que añade que «esto tiene que cambiar, se necesita savia nueva en los colegios, emprendedores que tomen iniciativas y decisiones de cambio, teniendo en cuenta las opiniones del alumno».
CapacitACCIÓN: preparar a los niños para actuar en el mundo que vivirán en la realidad. Explica la psicóloga que la escuela se ha convertido en una carrera de obstáculos, «no en un lugar maravilloso al que los chicos van a aprender». Según la autora de ‘EducAcción’, el colegio, el instituto y la Universidad son unos trámites con los que nuestros hijos piensan que tienen que cumplir para, después de mil exámenes, estar supuestamente preparados para la vida. «Lo terrible es que, tras superar todas las pruebas durante quince o veinte años, nada ni nadie les garantiza que estén preparados para la vida».
La promesa que deberían hacer toda la comunidad educativa a los padres es: «te vamos a acompañar en el proceso de descubrir quién eres y cómo es el mundo en el que vives”. Para lograrlo, el colegio debería crear un camino que al recorrerlo permita a cada niño descubrir sus talentos, sus fortalezas y sus debilidades, así como las oportunidades que le ofrece el mundo que le rodea.
HumanizACCIÓN: propiciar el disfrute de la experiencia de aprender Educación. Para lograrlo, hay que empezar por redefinir el modelo educativo a partir del aprendizaje, ya no de la enseñanza, con:
- La revisión del currículo académico, que habría que abordar en contenido y en metodología (apuesta por el aprendizaje experimental).
- La implementación o incorporación de otros currículos que puedan introducir o compensar aprendizajes necesarios y que actualmente no se contemplan.
Comenta la experta que la escuela actual se centra en apenas dos inteligencias (la lógico-matemática y la lingüística), en lugar de adecuar su oferta de aprendizaje también al resto de los estilos cognitivos de los alumnos: visual y espacial, musical, corporal cinestésica, naturalista, interpersonal e intrapersonal. Si no ofrecemos a los niños la posibilidad de aprender teniendo en cuenta su tipo de inteligencia, no solo no aprenderán, sino que desaprovecharán sus propios recursos, su potencial de inteligencia
ColaborACCIÓN: ayudar a los padres y madres a entender su papel en la educación y colaborar con ellos. Las nuevas formas de familia se están abriendo camino sin referentes previos y sin manual de instrucciones. Vamos descubriendo nuestras necesidades, potencial y límites sobre la marcha. Explica Sonia Díez, que «muchas familias se las ven y se las desean, debido a custodias compartidas, incompatibilidad de horarios laborales, etc., para mantener hábitos y rutinas necesarios para la educación de sus hijos, e incluso para poder atenderlos a diario o durante las vacaciones escolares».
Y añade que «los padres y madres se sienten solos y presionados. Se les exige mucho y se les apoya poco. Su capacitación se da por supuesta y los profesores sólo intervienen cuando surgen problemas, o sea, cuando ya es tarde».
¿Cómo podemos hablar de educación y olvidarnos de educar a los padres, que son el principal agente educativo? Y asegura que no se trata de crear Escuelas de Padres, sino de «tejer una tupida red asistencial para las familias con servicios de apoyo y acompañamiento a lo largo de toda la etapa de crianza de los hijos y hasta su emancipación.»
ProfesionalizACCIÓN: garantizar que todos los niños tengan acceso a buenos maestros. Debemos ver qué falla en la selección de los profesores de nuestros hijos y qué triunfa en otros países con las mejores notas en educación.
Como ocurre en los países con mejor nota en Educación (como Australia, Bélgica, Corea del Sur, Finlandia o Singapur, entre otros): seleccionan a sus candidatos a profesores dentro del tercio mejor calificado de cada promoción. Aunque también aclara que no solo se trata de notas:
«La apuesta de Finlandia no es tanto seleccionar a los alumnos más brillantes académicamente, sino diseñar la formación del profesorado de manera que despierte en los jóvenes aspirantes el amor y la pasión por la profesión. Primero se ocupan de encontrar a las personas adecuadas y después les proporcionan la formación técnica apropiada.»
Y aboga por la idea de Finlandia de no solo formar a sus profesores, sino también acompañarlos hasta asegurarse de que lo hacen bien, miden sus resultados, y antes de llegar a sancionar apoyan y reinician el proceso. Porque hasta el mejor profesional es también susceptible de cometer errores y cada 13 de octubre celebran el Día del Error, para recordar que equivocarse es parte inherente del proceso de aprender y no algo vergonzante que debamos ocultar o evitar.
Por eso, los profesores, asegura Sonia, «debemos atrevernos a probar nuevos caminos, para ser verdaderamente responsables del desarrollo y la mejora de nuestra profesión, y verdaderamente leales con los niños».
EvaluACCIÓN: posibilitar una valoración justa y rigurosa del progreso del alumno. El sistema actual de enseñanza tiende a valorar solo lo que puede cuantificar. Pero hay otros factores, además de los numéricos, que son válidos como indicadores de aprendizaje. Esa es la opinión de esta profesora que cree además que: «lo más importante de entrada es abandonar el pensamiento único que nos ha llevado a contabilizar el aprendizaje —con herramientas bastante anticuadas, por cierto— y empezar a incorporar la valoración de otras habilidades y destrezas asociadas a la comprensión y al desempeño real».
InnovACCIÓN: incorporar todos los recursos disponibles para mejorar la calidad. ¿Por qué no mejorar la situación actual de la educación gracias a las oportunidades que ofrecen las tecnologías?, se pregunta la autora de ‘EducAcción’, lo que implica también:
- ¿Por qué no flexibilizar los horarios escolares, anclados en la Revolución Industrial y a todas luces absurdos, y permitir que cada colegio los adapte a su propuesta educativa?
- ¿Por qué no permitir agrupaciones igualmente flexibles de alumnos de diferentes edades, pero con talentos e intereses comunes para profundizar en ciertos campos de aprendizaje?
- ¿Por qué no derribar las paredes de las aulas y crear espacios de diferentes dimensiones y usos en función de las necesidades de cada momento, espacios que se ajusten mejor a un mundo que exige apertura y agilidad?
- ¿Por qué no permitir que internet esté totalmente disponible en los colegios, como lo está en el exterior, en lugar de pretender absurdamente ponerle puertas al campo?
- ¿Por qué no compaginar lo presencial con lo virtual, como ya está sucediendo en todos los ámbitos de la actividad humana?
- ¿Por qué no aprovechar que los contenidos están accesibles a través de múltiples plataformas para dar la oportunidad a los profesores de ser verdaderos “acompañantes” de los alumnos en lugar de meros transmisores de conocimiento?
TranformACCIÓN: crear un nuevo marco de referencia para un nuevo modelo educativo. A pesar de todo lo expresado, Sonia Díez asegura ser una persona positiva y por eso asegura que «vivimos en un mundo lleno de posibilidades y de que podemos, con imaginación y trabajo, conseguir aquello que nos propongamos». «No hay nada más importante que dejarles, a ellos, el legado de una buena educación», finaliza.
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