La aparición del covid-19 no solamente desnudó las grandes falencias existentes y ahondó las brechas digitales entre las regiones y en su interior, sino que también abrió espacios de compromiso y trabajo mancomunado.
Un artículo del periódico El Espectador habla acerca de cómo debe transformarse la educación después de la pandemia:
La pandemia obligó a los actores de la educación a reflexionar, innovar y transformar los procesos y sistemas educativos, haciendo mayor énfasis en la cobertura, la pertinencia y la calidad de su quehacer. Hoy el sector cuenta con diagnósticos actualizados de las limitaciones y oportunidades, así como con planteamientos específicos para las soluciones y rutas para continuar las transiciones pospandémicas necesarias. Una de estas, sin lugar a duda, ha sido la inserción de las tecnologías digitales, proceso que debió acelerarse para garantizar el servicio educativo durante los confinamientos impuestos por los gobiernos como medida de salud pública.
La aparición del Covid-19 no solamente desnudó las grandes falencias existentes y ahondó las brechas digitales entre las regiones y en su interior, sino que también abrió espacios de compromiso y trabajo mancomunado que, a la larga, fueron asimilados como una oportunidad de oro para la efectiva transformación educativa.
Según los análisis de expertos, a excepción de Brasil, Colombia y México, “la incorporación de tecnologías en los sistemas de educación terciaria en la región sigue siendo baja y se ha enfocado principalmente en mejorar los procesos administrativos más que en las estrategias de instrucción o los procesos de aprendizaje”.
El diagnóstico indica que esta área geográfica registra las tasas más bajas de adopción de tecnología digital que países similares de la OCDE. También ratifica los desafíos en equidad en el acceso -en especial de grupos étnicos-, la debilidad en los sistemas de garantía de calidad y la falta de alineación con la demanda laboral. Además, al focalizar puntualmente la participación de las mujeres en educación superior, advierte que, si bien es alta, sigue el rezago en ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (títulos STEM).
Con base en lo expuesto por las instituciones universitarias, el estudio arrojó como fundamental el diseño de modelos de aprendizaje remoto y modelos híbridos que ofrezcan equidad y flexibilidad en el acceso, la promoción del intercambio de prácticas entre las redes de educación superior y la conveniencia de reconceptualizar los “productos” de la educación superior, entre otros planteamientos.
“Las instituciones de educación superior deben incorporar la capacidad digital en su ADN, incluidas sus prácticas y su pensamiento. Esto requerirá atención a los procesos internos y externos a lo largo del ciclo de vida del alumno, liderazgo comprometido y especial atención a la gestión del cambio. La participación, la capacitación y el apoyo del cuerpo docente son probablemente los componentes más críticos para hacer realidad el potencial de la transformación digital”, puntualiza.
La investigación “Efecto de la pandemia sobre el sistema educativo: el caso de Colombia”, publicado en 2021 por el Banco de la República, recalca la importancia de tomar correctivos sobre las brechas de desigualdad en calidad educativa y recomienda revisar currículos de acuerdo con la nueva realidad y el papel de las TIC.
Hoy tenemos el reto de consolidar procesos educativos inclusivos, pertinentes, de calidad, a partir de la decantación de las experiencias exitosas del período pandémico.
Lea el artículo completo en: www.elespectador.com/contenido-patrocinado/la-necesaria-transformacion-de-la-educacion
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