Hablemos de educación como base para el progreso. En 2010, Andrés Oppenheimer, periodista argentino y columnista del Miami Herald, publicó ¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. Este libro demuestra la necesidad de mejorar sustancialmente la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, partiendo de la premisa: “La educación es algo demasiado importante como para dejarla en manos de los gobiernos”.
Decir que todo tiempo pasado fue mejor, no aplica para Latinoamérica. Aunque el pasado es necesario y nos enseña, es clave que en temas de educación avancemos. La educación, en el libro de Oppenheimer, es el punto de partida para fortalecer el resto de los sectores. Lo anterior, lo recalca el autor, haciendo énfasis en los diferentes cambios que han adquirido algunos países en comparación a otros en cuanto a la calidad educativa.
A partir de lo anterior, te reseñamos, sucintamente, las claves que Oppenheimer propone para que los países latinoamericanos progresen, sobre todo en materia educativa:
- Mirar más hacia adelante: Oppenheimer nos propone “aprender de China, la India y otros países asiáticos, que a pesar de recordar con orgullo sus historias milenarias, viven obsesionados con el futuro”. Él asegura que es muy fácil y debemos iniciar “observando lo que hacen los países que más éxito han tenido en reducir la pobreza y aumentar el bienestar de toda su gente, y copiando aquello que merezca ser copiado. En otras palabras, romper nuestra ceguera periférica, y mirar menos al espejo y más por la ventana.”
- Hagamos de la educación “una tarea de todos”: Este punto hace referencia a la importancia de tener prioridades, principalmente en aquellos aspectos que nos involucren y/o afecten a todos como lo es la educación: “Para que los gobiernos inviertan más y mejor en educación, es necesario que surjan coaliciones de organizaciones no gubernamentales, grandes empresas, medios de prensa, artistas, deportistas y otras figuras mediáticas, que fijen metas concretas de rendimiento académico y exijan su cumplimiento.”
- Inventar un “PIB Educativo”: Propone medir el PIB en la educación, a partir de dos mediciones que ya existen: la tasa de escolaridad de cada país y los resultados de los exámenes internacionales de matemáticas, ciencia y lenguaje. El objetivo de lo anterior sería medir el estado de la educación y su progreso anual.
- Invertir en educación preescolar: En los países de Latinoamérica es común que el presupuesto educacional sea para las universidades. No obstante, Oppenheimer afirma que esto es un error puesto que: “termina costándole mucho más caro a los países, porque deben compensar posteriormente el retraso educativo con el que los niños entran en la primaria.” Asimismo, la educación mejorará notablemente si se invierte en el nivel preescolar/inicial, pues en los primeros años de vida es cuando el cerebro de los niños absorbe más conocimientos.
- Concentrarse en formar buenos maestros: Según el autor “estudios internacionales sobre los avances educativos están llegando a la misma conclusión: lo fundamental para mejorar la calidad educativa no es cambiar los planes de estudios, ni aumentar indiscriminadamente los sueldos de los maestros, ni siquiera reducir el porcentaje de estudiantes por maestro, sino elevar la calidad de los maestros”.
- Dar estatus social a los docentes: Es clave convertir la profesión docente en una profesión de gran estatus social, con buena remuneración y oportunidades de mejoramiento constante. Dicho esto, Oppenheimer cita un estudio de McKinsey en el que resalta que: “Inglaterra ha convertido la docencia en la profesión más popular entre los graduados universitarios en apenas cinco años”. Y, de igual manera afirma: “Los ingleses se convencieron de que cada nombramiento de un mal profesor tiene consecuencias dramáticas para el país, porque puede resultar en hasta 40 años de educación de mala calidad para miles de estudiantes.”
- Ofrecer incentivos salariales: Las investigaciones realizadas por Oppenheimer demostraron que muchos países han logrado mayores éxitos educativos, como aprobar reformas estancadas por los sindicatos docentes, aplicando programas de estímulos salariales, basando parte de las evaluaciones de los maestros en el rendimiento académico de los alumnos.
- Hacer pactos nacionales: Oppenheimer afirma que se deben hacer pactos nacionales entre los principales partidos políticos para realizar reformas educativas a largo plazo. Lo anterior, porque: “De todas las tareas políticas pendientes en las Américas, desde Alaska hasta la Patagonia, a diferencia de lo que ocurre en la economía, o en la seguridad, las mejoras educativas suelen tardar 20 años en dar resultados visibles.” Los pactos nacionales entre los principales partidos políticos para realizar reformas educativas a largo plazo.
- Forjar una cultura familiar de la educación: Así como los asiáticos llevan la cultura de la educación en la sangre, los países latinoamericanos deben crearla, o recrearla en aquéllos que la han tenido. Para cumplir esta tarea Oppenheimer dice “puede ser instalada gradualmente en la sociedad con buenas campañas mediáticas que glorifiquen a los estudiantes exitosos de la misma manera en que hoy se glorifica a los deportistas exitosos.”
- Romper el aislamiento educativo: “Hoy, los países que no fomentan intercambios estudiantiles y programas académicos conjuntos con las mejores universidades de Estados Unidos, China y Europa se quedarán cada vez más aislados en la nueva economía global del conocimiento” afirma Oppenheimer. Las universidades públicas y privadas deben establecer programas de intercambio con otras instituciones extranjeras.
- Atraer inversiones de alta tecnología: Oppenheimer dice que, en Latinoamérica, según un estudio de las Naciones Unidas, sólo 8 por ciento de las inversiones extranjeras van a industrias de alta tecnología, mientras que 16 por ciento va a industrias de tecnología media, como plantas automotrices, y 76 por ciento va a industrias de tecnología media-baja y baja, tales como fábricas de alimentos, bebidas y textiles. Por lo tanto, el avance tecnológico no se produce espontáneamente, ni siquiera en países que tienen buenos sistemas educativos.
- Formar “Educación Internacional”: Hace falta crear una organización internacional no gubernamental para presionar a los gobiernos en materia educativa. Con base en esto, Oppenheimer propone: “Un movimiento mundial que evaluará la calidad de la educación preescolar, primaria, secundaria y universitaria de cada país, así como los sistemas de formación de maestros y las remuneraciones de los docentes, serviría para ayudar a los países a compararse con otras naciones en una vasta gama de categorías y ayudaría a crear un clima de urgencia en torno de la necesidad de mejorar la calidad educativa”.