- Las pautas de crianza positiva amplían el conocimiento del desarrollo socioemocional de los niños y niñas y los cambios que experimentan.
- La violencia intrafamiliar se ejemplifica en las cuatro formas de violencia, económica, física, psicológica y sexual.
Bogotá, noviembre de 2022. En Colombia, según el boletín estadístico mensual del Centro de Referencia Nacional sobre Violencia (CRNV), entre enero y septiembre del año 2021 se presentaron 717 homicidios a mujeres y entre enero y septiembre del año 2022 se presentaron 758 homicidios a mujeres, lo cual corresponde a un aumento del 105%. Siendo Bogotá, Barranquilla, Medellín y Cartagena las ciudades que lideran la lista.
Una de las estrategias para combatir la violencia intrafamiliar en mujeres, niños y niñas, es el trabajo que realizan las ONG, basado en el afrontamiento de los casos, capacitando a los ciudadanos y focalizando los riesgos, identificando las acciones de los agresores y previniendo este tipo de abusos.
Los talleres que realiza el equipo de trabajo de la ONG Bethany Colombia, con padres, madres y cuidadores de primera infancia, en ciudades como Bogotá, Cúcuta y Arauca, apuntan a brindar herramientas de protección, especialmente para los menores de 5 años y a madres gestantes. En estos se disminuye la violencia intrafamiliar de forma transversal, por medio de talleres con los niños y las familias en los que se enseñan pautas de crianza amorosa y positiva, sensibilizando a la población para que los cuidadores no usen el castigo físico y brindando un espacio de reflexión.
Dentro de los hogares se pueden presentar cuatro formas de violencia:
- Violencia económica: se manifiesta cuando hay un dominio o control económico ejercido por una persona dentro del grupo familiar, por ejemplo, cuando el hombre controla los ingresos, le impide estudiar y trabajar a la mujer. Cuando ella no tiene los recursos para acceder a los artículos de aseo personal o no tiene el dinero suficiente para alimentarse. En los niños se presenta cuando cumplen una función a través de una recompensa económica.
- Violencia física: es fácil de identificar, la persona es víctima de golpes, empujones, pellizcos, cachetadas, mordiscos, los golpes que no están dados en medio del juego y el castigo físico. Los adultos pueden creer que los niños son de su propiedad, para castigarlos los golpean con diferentes objetos, les jalan del brazo, los empujan, zarandean, les dañan o les rompen sus juguetes.
- Violencia psicológica: es toda manipulación que promueve la baja autoestima, pueden ser palabras hirientes como ‘’eres muy fea’’, ‘’no vales nada’’, o actos que generan malestar, por ejemplo, se refieren a los niños de forma despectiva sobre su cuerpo, les dicen que no son suficientemente capaces, no son inteligentes, no merecen un premio, o sencillamente los menosprecian.
- Violencia sexual: pueden ser caricias en cualquier parte del cuerpo sin un consentimiento. En los niños se puede presentar cuando les piden guardar secretos, pero no le pueden contar a su mamá o papá porque se ponen tristes. Un secreto no debe dar miedo de contar.
Una de las herramientas para romper el ciclo y no permitir que se ejerza la fuerza tanto en las mujeres y niños actuales, como en los niños y mujeres futuros, se debe empezar por experimentar la crianza sin violencia; el hogar es un lugar en el que se responde a las necesidades afectivas, de perdón y dejar el pasado si en algún momento se fue víctima, por medio de la escucha, de los límites, de reconocer el cuidado de la salud mental, los problemas de ira u otros factores externos.
Luz Alcira Granada, directora país de Bethany Colombia, añade que ‘‘una estrategia para la prevención de violencia intrafamiliar es la protección, los hogares deben ser entornos seguros, en donde el niño, niña y los adultos se sientan amados, respetados y valorados.
Desde Bethany y con el apoyo de ACNUR, enseñamos pautas sobre qué es la violencia intrafamiliar, especialmente en la población migrante, así se identifica cuándo pueden ser víctimas y cómo pueden denunciarlo y afrontarlo”.
En el desarrollo de los niños y niñas influyen los factores biológicos, neurológicos, genéticos y conductuales, es por esto que crecer en un ambiente familiar violento impacta en su forma de vivir, actuar y pensar. Cuando diariamente el niño o niña es afectado por violencia en su casa, aprende que gritar, insultar o pegar está bien cuando se irrita o quiere resolver un conflicto. Esto no implica que todos los casos sean así, sin embargo, los niños y niñas en estos casos, tienden a presentar problemas escolares, en su estado de ánimo, depresión o agresividad. Por esto es necesaria la intervención psicológica para orientar a los cuidadores de la primera infancia, niños y niñas.
Por: Inspiramark