Mucho se ha hablado sobre la generación Z o también conocida como la generación de cristal.
Ellos son los jóvenes que nacieron aproximadamente después del 2000 y hasta el 2010, que en este momento hacen parte del proceso estudiantil en colegios y universidades. Usualmente, el término de generación de cristal se utiliza peyorativamente para subrayar las características negativas asociadas a este grupo de jóvenes, como la falta de resiliencia ante los obstáculos o sensibilidad exagerada de sus personalidades. Sin embargo, poco se habla sobre los aspectos más positivos que caracterizan a estos jóvenes, pues se les considera más responsables socialmente y con un alto concepto de justicia y empatía.
Como es evidente, esta generación está caracterizada por matices muy diferentes a generaciones anteriores, por lo que es natural que las maneras de aprender, socializar y, en general, comprender el mundo resulten tan distintas. Con ello surgen perfiles con necesidades específicas que nuestros sistemas de educación deben reconocer y enfrentar para potenciar las aptitudes de liderazgo social y cimentar fuertes niveles de frustración ante las adversidades.
Uno de los retos de la educación ante esta necesidad es el de construir espacios de autonomía que permitan a los jóvenes desarrollar su creatividad, que los exponga a situaciones que ofrezcan oportunidades de desplegar sus fortalezas y mejorar sus limitaciones. Los espacios autónomos brindan dinámicas más cercanas a las maneras de vivir el mundo de esta generación, por lo que es fundamental reconocer los cambios en los modelos y métodos de estudio de las aulas de clases actuales que exigen un replanteamiento en nuestra mirada pedagógica.
Por: Leonardo Álvarez
High School Dean Colegio Cumbres | Bogotá
Acerca del Colegio Cumbres
El Colegio Cumbres es una institución ubicada en el municipio de Chía, con educación diferenciada, calendario B, bilingüe, fundada en 2000. Tiene como objetivo facilitar los procesos de formación y desarrollo de personas íntegras, que, por su preparación humana, intelectual, espiritual y social, sean líderes católicos de acción positiva, que promuevan el auténtico desarrollo del ser humano y la sociedad.