La mayoría de las familias en algún momento enfrentan el reto de que sus hijos no quieran comer y esto ocurre principalmente entre los 2 y los 5 años, cuando los niños empiezan a ser más autónomos en la toma de decisiones frente a la alimentación. Este artículo tiene como objeto apoyar a las familias con estrategias que pueden implementar para superar este desafío.
Desde la experiencia educativa de aeioTU se construyen ambientes agradables en torno a la alimentación, en los que se invita a los niños a ser protagonistas de estos espacios. A través del diálogo y mediante acuerdos se recuerda que esta es la oportunidad, no sólo para alimentarnos sino para compartir con los otros.
Como nutricionista, siempre busco generar nuevas estrategias teniendo en cuenta que cada niño es un mundo diferente. Dentro de mis primeros acompañamientos a comedor con los niños de aeioTU pude observar llanto y pataletas que reflejan la frustración porque ciertos alimentos no son de su agrado, son desconocidos, o porque son sus primeros días comiendo en un lugar diferente a la casa. Todos estos factores que intervienen en el consumo de alimentos pueden ser abordados con múltiples estrategias.
En el caso en el que él se esté probando un alimento por primera vez, lo importante es animar a nuestro hijo a que lo pruebe y hacerle saber que ésta es la única manera de conocer este nuevo sabor para luego poder decidir si les gusta o no. Cuando un alimento fue rechazado la primera vez que se probó, es importante que se intente de nuevo. Según la Guía de Prevención y Atención del Sobrepeso y La Obesidad en Niñez y Adolescencia del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP, 2020) indica que “se debe intentar ofrecer el alimento rechazado de 10 a 12 veces, a través del tiempo y en diferentes situaciones y preparaciones para superar la neofobia (miedo a probar alimentos nuevos)”. (http://www.incap.int/index.php/es/)
La presentación visual de los alimentos es muy importante para motivar a los niños a comer. En el plato se deben tener diferentes texturas y colores porque esto no solo llama la atención, sino que reflejan variedad de nutrientes. Además, se puede involucrar a los niños en la preparación de los alimentos en procesos como picado, pelado, macerado (hacer puré o papilla), entre otros, para que se familiaricen e interactúen con los alimentos. A los más pequeños se les debe permitir tocar y observar la comida si aún no se saben usar los cubiertos. Mientras estamos interactuando en la cocina o comedor, es importante generar diálogos alrededor de los alimentos que refuercen la percepción positiva que se tiene de ellos. De este modo es importante explicarles a los niños que los alimentos saludables ayudan a su crecimiento y son excelentes para estar más fuertes y sanos. Siempre desde el juego y el amor es posible convertir la alimentación en un espacio de aprendizaje.
Otras estrategias útiles para centrar la atención de los niños al momento de comer es reducir al máximo los estímulos visuales. No debemos comer frente a una pantalla (televisión, tablet, celular) ni tampoco tener juguetes en la mesa ya que esta práctica dificulta que niños identifiquen si están satisfechos o si pueden comer un poco más. Adicionalmente, este conjunto de estrategias ayuda a generar hábitos adecuados de alimentación y dan a los niños herramientas importantes que les permitirán elegir saludablemente.
Mi experiencia y el trabajo conjunto con el área psicosocial me ha enseñado a afinar el oído y estar siempre con los 5 sentidos puestos en los niños. La invitación que quiero hacer hoy a todas las familias es a ser observadores, creativos y a no dejarnos caer en la monotonía del día a día. El mundo de los alimentos ofrece posibilidades de creación y aprendizaje que no se deben desaprovechar.
Conoce más sobre este importante tema y se parte de mi aeioTU escribiéndoles al [email protected]
Especial para Revista Edu.co
Por: Nataly Sarmiento Suarez
Nutricionista Dietista aeioTU