como hacer que me pasen cosas buenas al instituto

¿Cómo hacer que me pasen cosas buenas en el instituto?

Comparte este artículo

Me siento frente a mi escritorio, enciendo mi ordenador, pongo música, la de Julia Westlin. Me encantan sus canciones, me relajan y enseguida surgen ideas en mi imaginación. Mi perro, el muy granuja, se pone a mi lado cuando sabe perfectamente que su sitio es la entrada de la casa pero le dejo. Su carita me puede.

Leo el artículo anterior, pienso en cómo continuar con la historia de la adolescente con pelo rojo y me pongo a escribirla:

Selena es el nombre de la adolescente de pelo rojizo. Esta mañana se levantó con muy buen humor. Quiere hacer caso a mis consejos, quiere que le pasen cosas buenas. Así que nada más levantarse se dice a sí misma que hoy será diferente. ¡Hoy le pasarán cosas buenas! Le aconsejo hacer una práctica todas las mañanas de unos 5 o 10 minutos. Tiene que sentarse en una posición cómoda y con la espalda recta. A continuación realiza varias respiraciones profundas para entrar en un estado de relajación y visualiza una intención para el día. Por ejemplo, una intención podría ser durante ese día afianzar sus amistades, disfrutando de ellas.

meditando-profe

Otra intención podría ser sacar más provecho del día, organizarse de manera que le sobre el tiempo y sacarle partido, terminar los deberes, poder estudiar e ir a correr, etc.

Selena se visualiza en la clase de historia, llevándose bien con la profesora, disfrutando de esta asignatura. Elige esto porque no le gusta nada, ni la profesora, ni la materia en sí. Esa es su intención del día. Le recalco la idea de potenciar las nuevas emociones que desea sentir con la conexión en su respiración.

  • ¿Qué sentirías si te llevaras bien con la profesora y disfrutaras de esa clase? Este ejercicio ayuda a traer estas situaciones a tu vida. Al poner esta intención, el cerebro puede darte ideas para que tu realidad se acerque a lo que deseas.

Con gran entusiasmo Selena acude al instituto. Al entrar tropieza con un chico muy guapo. Este le sonríe, se fija en su mochila y le dice que le gusta la frase que hay escrita:

¡Qué nada te detenga! Selena piensa que el día empieza bien. ¡Por fin empiezan a pasarle cosas buenas! Pero todos sus pensamientos positivos se le desmontan cuando entra en clase de historia. A pesar del estado de entusiasmo en el que estaba sumergida Selena, nada más ver la cara de la profesora, se le tensa todo el cuerpo y su entusiasmo desaparece. La profesora está de muy mal humor y levanta la voz más que de costumbre.  Les pide que saquen las libretas de sus mochilas y las dejen abiertas encima de la mesa.

profesora-mal-humor

Pasa por varias mesas para comprobar si han hecho los deberes. Cuando mira su libreta la coge con rabia y le rompe la hoja por la mitad, delante de toda la clase, diciéndole que así aprenderá a cuidar más su libreta y a no hacer tachones. Selena se queda paralizada sin saber cómo reaccionar, con impotencia y conteniendo las lágrimas.

Ahora no quiere escucharme. Piensa que eso de la visualización y poner la intención en que te pasen cosas buenas no sirve de nada. Yo insisto.

  • ¿Es que crees que ha sido casualidad lo que te ha pasado hoy? Sí ya sé lo que me vas a decir, que ha sucedido todo lo contrario de lo que deseabas. Pero, ¿ y si es precisamente esta la oportunidad para cambiarlo? Tu actitud y tu forma de pensar será determinante para que realmente sea así. Así que te pregunto: ¿quieres seguir siendo víctima o vas a tomar el control de tu vida, re-escribiéndola a tu favor?

Selena después de darle vueltas al asunto finalmente decide que este suceso será su oportunidad de cambiar las cosas. Y sigue algunos de mis consejos. Decide hablar con la profesora. Antes, respiraba profundamente varias veces. Se visualiza hablando fluidamente con ella, sintiéndose escuchada, sin miedo y disfrutando de una de sus clases. Cuando habla en persona con ella, en vez de atacar y decirle que no le ha gustado su actitud, cosa que sólo hubiese servido para que la profesora se pusiera a la defensiva, le habla de cómo se siente.

Antes que nada reconoce que ese día hizo tachones y quizá no está poniendo el interés necesario en la asignatura. Pero no es perfecta y el suceso hace que se le comprima su corazón. Le dice que no quiere ir a su clase con miedo, sin poder expresarse o preguntar por temor a una reprimenda. Siente también mucha presión por tener que ser perfecta y esto le está agobiando mucho.

La profesora no quiere reconocer abiertamente su fallo por haberla tratado de aquella forma pero, para sorpresa de Selena, le sugiere que exprese en una libreta todo lo que siente para poder desahogarse. Y, aunque la profesora le dice que es ella quien tiene que cambiar, a partir de aquel día nunca más volvió a tratarla así. A veces el ego no nos deja reconocer las cosas porque creemos erróneamente que nuestra valía caería en picado cuando en realidad sería al contrario.

Selena todas las mañanas realiza el ritual de visualización. Hoy para su sorpresa la profesora da la clase de forma totalmente diferente. Se la ve alegre y les da una sesión magistral, acompañada de un vídeo con imágenes preciosas y una música de fondo que hace que todos sus alumnos se sumerjan dentro de la historia que les explica.

¡¡Las visualizaciones funcionan!! Se producen sincronicidades, pero es nuestra actitud, nuestras acciones las que marcan la diferencia.

 

Especial para Revista Edu.co
Por: María José Llorach

Acerca de María José Llorach, terapeuta de PNL y Coaching Creativo, investigadora de desarrollo personal, diseñadora gráfica, ilustradora y escritora.
www.xunmundomejor.com.es