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Foto: Cortesía aeiotu nogal

Las familias como socios en el proceso de aprendizaje de los niños

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La presencia de las familias va más allá de acompañar a los niños en el parque, es compartir las experiencias cotidianas de los niños, ser parte de ellos, en sus conocimientos, saberes y gustos.

Tradicionalmente se ha relacionado la educación de los niños con sus primeros años en los jardines infantiles; y aunque es cierto que éstos juegan un papel importante en el desarrollo de los niños; también lo es que su educación inicia en el núcleo familiar, en su casa. Es la familia quien comparte con el niño los saberes y prácticas culturales, y los elementos necesarios para la construcción de su identidad.
La conducta, el comportamiento social y muchas otras características importantes para los niños, surgen de esa relación de apego inicial con su familia. Por esto, es esencial que, al inicio de la vida escolar del niño, la participación de la familia en sus experiencias cotidianas continúe siendo activa, que los padres, hermanos y abuelos sean también partícipes de este nuevo espacio en el que el niño disfrutará varias horas de su nueva rutina diaria.

En aeioTU creemos que los centros educativos deben ser centros de puertas abiertas, en donde las familias son entendidas como socios en el proceso de aprendizaje de los niños. La presencia de las familias, va más allá de acompañar a los niños en el parque, por un momento antes de ingresar al aula; o de participar de los eventos de celebración que el centro organiza a lo largo del año. Los miembros de la familia participan constantemente en las experiencias cotidianas de los niños, compartiendo con todos ellos sus conocimientos, saberes y gustos; lideran iniciativas en pro del bienestar de la comunidad del centro, y se reúnen en este punto de encuentro para dialogar e intercambiar conocimientos, experiencias y aprendizajes.
Es así como vemos padres que asisten al aula para compartir con un grupo su gusto por el cultivo, investigan sobre los alimentos junto con los niños y desarrollan en su compañía diferentes experiencias de exploración en la huerta. Algunos abuelos asisten al centro para dialogar con los niños sobre los juegos que jugaban cuando eran chicos o para compartir historias con ellos. Los hermanos visitan el centro y juegan o comparten con los más pequeños, cómo es la vida en el colegio “grande”; y los padres acompañan a sus hijos durante los primeros días a su entrada al centro educativo, transmitiéndoles así la tranquilidad necesaria para estar en este nuevo lugar.

Al hacer parte activa de la Experiencia Educativa de sus hijos en el centro educativo, las familias involucran sus aprendizajes en las prácticas de crianza y rutinas cotidianas en casa, fortaleciendo sus relaciones con los niños y empoderándose en su rol como educadores. Se promueve así, una cultura de la infancia en la que el niño es el protagonista, y el adulto un acompañante consciente de sus necesidades, que cuenta con las herramientas necesarias para ayudarle a desarrollar sus conocimientos, y que disfruta junto con el niño del proceso de aprendizaje, acompañándolo a descubrir y entender el mundo a su alrededor.

Créditos
Por: Mónica Amaya
Coordinadora General del centro aeioTU Nogal
Redacción Revista Edu.co