En el aula de música del Colegio del Bosque Bilingüe los estudiantes aprenden a trabajar con instrumentos, a poner en acción la teoría musical, a entender contextos artísticos complejos y la rigurosidad y exigencia del ensayo como ensamble; todo ello con el fin de llevar a un escenario lo que han aprendido. En suma, este entorno de aprendizaje autónomo y la experiencia de vivir la música en vivo les ayuda a construir su aprendizaje y a mostrarlo a los demás. Particularmente en el bachillerato, los estudiantes asumen sus propias creaciones musicales; no sólo pueden expresarse de manera abstracta desde la música, sino también desde el ámbito lírico al traducir sus sentimientos y pensamientos en palabras.
El salón de clase a lo largo de la historia ha sido visto como un espacio donde el estudiante recibe información con el fin de ejecutar ciertos objetivos propuestos y donde su rol es meramente receptivo y memorístico. En muchos ámbitos se le llama a esto educación tradicional. Hoy en día, sin embargo, el rol de cada persona que interactúa en un salón de música no puede seguir siendo el mismo de hace 10 o 20 años, debe empezar a ir de la mano de los avances tecnológicos y de las nuevas formas en que se hace y se consume la música.
Todo esto nos lleva a preguntarnos ¿Cómo llevar el trabajo del aula a otro nivel? ¿Cómo lograr que los alumnos puedan comunicar sus aprendizajes en el área de la música en ambientes reales?
Con el interés de responder a estos interrogantes se plasmó la práctica del aula de música realizada con los estudiantes, así como lo logrado en las presentaciones en vivo en un registro sonoro que se denominó “Beats Collection”. En este caso, el docente de música pudo, además de ser un formador, convertirse en un productor musical que apoyó y guió a sus alumnos en el terreno desconocido de la grabación y, a la vez, potencializó el talento de cada estudiante implicado en el proyecto. Esto llevó a todos los estudiantes del colegio a vivir la música como nunca antes lo habían hecho y a conocer todas las etapas que existen en la creación de un producto discográfico, allí no sólo hubo instrumentos musicales sino que, a través del uso de la tecnología de grabación, el grupo de estudiantes se convirtió en generador de ideas y desarrollador de la creatividad, tanto en lo musical como en lo visual, al participar también de la presentación física y gráfica del producto, diseñando la portada.
Así, durante tres meses de producción, de ensayos y corrección, día tras día, el salón de clase se transformó en un estudio de grabación: un espacio que para muchos podría parecer la NASA; se produjeron 13 canciones, 4 de ellas escritas y compuestas por los estudiantes. El día 10 de noviembre de 2018, “Beats Collection” vio la luz y toda la comunidad del colegio pudo tener en sus manos la primera producción discográfica hecha por completo en el Colegio; era el resultado palpable de los procesos vividos en el aula y, por supuesto, de los esfuerzos realizados por los estudiantes.
Hoy en día, nuestros alumnos son más conscientes de todo el trabajo y esfuerzo que hay detrás de algo tan sencillo como es presionar ‘play’ en sus reproductores de música, son más curiosos y además buscan la manera de expresarse por medio de sonidos.
Para finalizar, podemos decir que no sólo en los aspectos artísticos sino en cualquier ámbito de la formación, si sabemos guiarlos y les mostramos el camino y sus diferentes posibilidades, nuestros estudiantes van a ser capaces de lograr metas increíbles y transformar sus vidas de manera positiva.
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