La autoconsciencia, una de las dimensiones emocionales intrapersonales señaladas por Goleman y especificadas por Buol implica tres habilidades a desarrollar:
∙ Conciencia emocional, entender que acciones prenden tus estados emocionales, por ejemplo, conocer que te lleva a una euforia o a una depresión.
∙ Valoración adecuada de sí mismo, es la autopercepción positiva que construyes de ti mismo
∙ Confianza personal, sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestras fortalezas e igualmente con nuestras oportunidades de mejora.
El deseo de conocerse a sí mismo parece que es algo natural y sencillo, sin embargo, la mayoría de las personas nos cuesta describirnos, nos cuesta buscar la coherencia entre lo que pensamos y cómo actuamos y por lo general nos es difícil mantener una aprobación personal que nazca del interior y no de referentes externos.
La conciencia de sí mismo es algo que inicia desde los dos años después de vernos reflejados en un espejo y reconocernos. Durante toda la niñez al salir de nuestro egocentrismo y compararnos con otros, descubrimos que tenemos fortalezas y debilidades frente a los demás y con ello aprendemos a esforzarnos o a recibir ayuda cuando otros pueden hacerlo mejor; aprendemos también a reconocer nuestros estados de ánimo, a conocer que nos molesta, que nos asusta y con ello aprendemos a ver cómo reaccionamos frente a ello. Pero quizás la etapa más crítica la constituye la adolescencia, donde en la búsqueda de su propia identidad los jóvenes experimentan con su pelo, su ropa, las perforaciones, los tatuajes, en fin, su comportamiento en general cambia con el fin de ser diferentes, de ser originales, auténticos. Si bien esto los hace sentirse bien frente a la liberación con respecto a las figuras de autoridad aparece la presión de pares y su “aprobación” como el nuevo reto que debe superar en búsqueda de lograr su propia autenticidad.
¿Y qué hacer para favorecer el autoconocimiento?
Los filósofos de la antigua Grecia, Sócrates y Aristóteles sostenían que todos tenemos un ser interno en espera que lo descubramos y que logremos actuar de acuerdo con todo lo bueno que se espera de nosotros. Pero sin duda ese camino de aceptarnos tal cual somos, con nuestros defectos y virtudes, y valorarnos no es fácil y debe trabajarse en ello. Por ello es tan importante establecer espacios de reflexión y ejercicios de conocimiento en las familias e instituciones educativas y por qué no las empresas, que favorezcan el desarrollo de esta habilidad.
En la medida que somos más conscientes de nosotros mismos, de lo que pensamos y hacemos podemos desarrollar la autenticidad que está correlacionada con los conceptos de bienestar mental y liderazgo. Cuando una persona es auténtica y vive de acuerdo con el concepto que tiene de sí misma, de sus valores y prioridades, se siente satisfecha con su vida, pues no tiene nada que reprocharle, lo que le brinda bienestar. Igualmente, el conocimiento de uno mismo, de nuestras habilidades y también debilidades, nos hace sentir más seguros de nuestras decisiones. Alguien con una buena autopercepción puede enfrentarse a la vida seguro de que sabrá manejar cualquier problema, saben su valor y confían en sus habilidades, lo que les permite superar cualquier reto o alcanzar las metas que se proponen, condiciones base para el desarrollo del liderazgo.
Ahora comprendemos porque el proceso de la autoconsciencia inicia desde la etapa escolar y es importante ir acompañándolo en el desarrollo de la persona. En el Colegio Bilingüe Hispanoamericano a través del programa transversal DES-desarrollo emocional y social realizamos el acercamiento a cada estudiante y vamos guiando junto con sus padres para el desarrollo de esas habilidades blandas tan eficaces para afrontar los retos de este siglo XXI.
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Especial para Revista Edu.co
Por: María Helena Matamala S
Psicóloga y Mag. en Educación
Rectora Colegio Bilingüe Hispanoamericano Conde Ansúrez