La felicidad, un área pendiente en las instituciones educativas

Foto cortesía Colegio Bilingüe Richmond

La felicidad, un área pendiente en las instituciones educativas

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Vivimos en una sociedad en la que todos compiten de forma permanente para alcanzar eso a lo que muchos llaman éxito. Por ello, cada vez son más los padres que se esfuerzan por matricular a sus hijos en instituciones educativas que enseñen varios idiomas, e incluso materias preuniversitarias que aseguren un cupo en alguna universidad y garantice en el futuro un buen puesto de trabajo. Sin embargo, son pocos los padres que inscriben a sus hijos en colegios donde les enseñen a ser felices, pues, pocos saben que la felicidad, como cualquier otra materia, se aprende y se construye desde la niñez.

Martin Seligman, intelectual estadounidense creador de la psicología positiva, estableció a partir de sus investigaciones que la felicidad depende de múltiples factores como hábitos y creencias que son modificables y, por lo tanto, se pueden enseñar. En pocas palabras, los niños pueden aprender a construir su felicidad, tal como aprenden a sumar o a dibujar.

“Se sabe que un niño es feliz en un colegio, no porque siempre esté sonriendo o porque no tenga ningún problema. Un niño desarrolla su felicidad cuando aprende a sentirse bien consigo mismo, a establecer buenas relaciones sociales y a desarrollar la capacidad de enfrentar los desafíos cotidianos para sacar el mayor provecho de las situaciones, y así convertirlas en oportunidades para crecer.” Afirma Ivonne Silva, Consejera de la Escuela Alta del Colegio Bilingüe Richmond.

En un mundo que no para, se hace evidente la importancia de que los colegios orienten sus procesos educativos hacia el autoconocimiento de los estudiantes y la adquisición de habilidades que permitan una sana construcción personal e interpersonal. De esta forma, podrían evitarse problemas de autoestima, ánimo y comportamiento que padecen algunos niños al pasar sus días en un ambiente escolar que no logra un balance entre la enseñanza de competencias académicas y el desarrollo personal de los niños y jóvenes.

Cuando los niños se enfrentan a un ambiente académico que los obliga a sacrificar el desarrollo de talentos, hobbies, intereses o tiempo familiar, se generan en ellos un alto nivel de frustración, estrés y ansiedad que pueden conllevar conflictos para ellos y sus familias. “Cuando un niño aprende a desarrollar su personalidad para ser feliz, se vuelve hábil para resolver las diferentes exigencias de su contexto escolar, y logra adquirir lo que todo niño, adolescente y adulto necesita para ser feliz: sentirse tranquilo, seguro consigo mismo y aceptado.” Afirma Ivonne Silva.

Es por eso que a la hora de escoger un colegio es clave tener en cuenta un proyecto educativo que contemple la felicidad como un eje transversal, pues esto permitirá no sólo que los estudiantes puedan darle un sentido a su proceso de formación académica y personal, sino que además podrán adquirir las herramientas necesarias para enfrentar los retos vitales de cada etapa.

En Colombia, varias instituciones educativas se han sumado a la “Cátedra de la felicidad”, creada por la Universidad de Harvard e impulsada por el profesor de psicología positiva Tal Ben Shahar. No obstante, son pocos los colegios que han se han esforzado por incluir este enfoque dentro de sus programas educativos, uno de estos, es el Colegio Bilingüe Richmond, que ha trabajado para que niños y jóvenes puedan identificar desde temprana edad aspectos a trabajar en ellos mismos que les permitan alcanzar su autorrealización y desarrollar un sentido de vida.

El Colegio Bilingüe Richmond, es uno de los colegios en Colombia que ha trabajado para incluir a la Cátedra de la Felicidad como eje transversal dentro de su programa educativo

*Por: Kevin Pérez Granada

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